A continuación, se describe cómo se percibe por el autor la relación entre la estrategia de las organizaciones y la gestión de proyectos de ciencia, tecnología e innovación – CTeI en adelante. Inicialmente se contextualiza sobre la época actual donde la constante es el cambio. Se definen los conceptos de estrategia, gestión de proyectos y la ciencia, tecnología e innovación. Finalmente, se propone cómo debería ser dicha relación, ventajas, desventajas y se deja un interrogante en la conclusión, abierta a la discusión.
Introducción
En estos tiempos de modernidad líquida en donde la constante es el cambio (Bauman, 2012), las organizaciones se enfrentan a un entorno con las variables VUCA – Volatilidad, incertidumbre (uncertainty en inglés), Complejidad y Ambigüedad. La adecuada articulación entre la estrategia organizacional y los proyectos de CTeI, es clave para la identificación oportuna de estos cambios; ya sean externos, como amenazas y oportunidades o al interior, como las fortalezas y debilidades, en otras palabras, desarrollar la ambidestreza organizacional. Posteriormente, estos cambios se pueden convertir en proyectos para crear productos y/o servicios con más alto valor agregado, lo que conlleva a que sean innovaciones incrementales, radicales o disruptivas en el mercado, que permitan mejorar la experiencia de los usuarios, consumidores y/o clientes, así como el desarrollo económico de los países en vía de desarrollo, como Colombia.
El concepto de la estrategia
El concepto de estrategia se usó desde el ámbito militar, desde hace aproximadamente 2500 años (Sun Tzu). En el contexto organizacional, se empezó a usar en 1960 como respuesta a los cambios del entorno para reducir riesgos y potencializar oportunidades del futuro (Sanabria, 2007). Existen múltiples definiciones de este concepto. Una de las más clásicas, es la de Chandler (1962), precursor del pensamiento estratégico, que lo define como: “la determinación de metas básicas de largo plazo y objetivos de una empresa, la adopción de cursos de acción y la asignación de recursos necesarios para alcanzar estas metas.” Por otro lado, una definición más contemporánea para un contexto más competitivo es la de Porter (1980), donde señala: “La estrategia empresarial define la elección de los sectores en los que va a competir la empresa y la forma en que va a entrar en ellos; la estrategia competitiva consiste en ‘ser diferente’. Ser diferente significa elegir deliberadamente un conjunto de actividades diferentes para prestar una combinación única de valor”.
El concepto de la gestión de proyectos
Para empezar, definamos lo que es un Proyecto. De acuerdo con el PMBOK (PMI, 2008) un proyecto es “un esfuerzo temporal que se lleva a cabo para crear un producto, servicio o resultado único”. En cuanto a la gestión o dirección de proyectos, es un enfoque gerencial de aplicación de conocimientos, habilidades, herramientas y técnicas a las actividades del ciclo de vida de proyecto. Este ciclo puede tener diferentes alternativas como el predictivo o clásico, incremental e iterativo, adaptativo o ágil y finalmente, los mixtos (ISOTOOLS, 2018). En términos generales, hace referencia a la etapa de la preinversión, ejecución y operación o en metodologías tradicionales como la del PMI, a las fases de la planificación, ejecución, el cierre, control y seguimiento del proyecto. En este ciclo de vida, dependiendo del enfoque metodológico: tradicional, ágil o híbrido, pueden cambiar las técnicas y herramientas. Por ejemplo, actualmente, las metodologías ágiles como SCRUM, KANBAN o su combinación -SCRUMBAN-, están ganando terreno en sectores de la Industria diferentes a Tecnología o Desarrollo de Software, debido principalmente a la entrega oportuna de valor y esto ha llevado a que sus principios, valores y/o prácticas, han sido incluido en las guías para directores de proyectos de metodologías tradicionales, como el PMBOK, versión 6. Finalmente, un estándar internacional que las organizaciones pueden adoptar para la gestión de proyectos es la ISO 21500, dado a las mejores prácticas que describe para los directores de proyectos, tanto principiantes como experimentados.
Gestión de los proyectos de ciencia, tecnología e innovación – CTeI.
La Ciencia, la Tecnología y la Innovación son elementos cruciales para la transformación de los sistemas sociotécnicos (Schot & Steinmueller, 2018). Por consiguiente, teniendo como premisa que la empresa es la unidad básica del desarrollo económico, es imperativo que éstas formulen y gestionen proyectos de CTeI que contribuyan a tener externalidades positivas, tanto económicas, como sociales y ambientales. Lo anterior, no solo en el país de la casa matriz sino también en los territorios internacionales de sus filiales, en caso de ser una empresa transnacional o multinacional. En un contexto globalizado, como el actual, es clave usar una metodología para gestionar los Proyectos de CTeI. Una de las metodologías más usadas en los proyectos de CTeI de cooperación internacional, es el Marco Lógico o MML. Dicha metodología se originó en la década de 1970 por iniciativa de la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos (AID). Según la OCDE, la MML es una herramienta que se utiliza para mejorar el diseño de las intervenciones, más frecuentemente a nivel del proyecto. Comprende la identificación de elementos estratégicos (insumos, productos, efectos e impacto) y sus relaciones causales, indicadores y supuestos o riesgos que pueden influir en el éxito o el fracaso. En Colombia, otro referente a tener en cuenta para la gestión de proyectos de CTeI, en términos de requisitos, es la Norma Técnica Colombiana – NTC 5802. Según esta norma, una de las características que diferencia de los proyectos de ciencia, tecnología e innovación – CTeI, o de investigación, desarrollo e innovación – I+D+I, con otro tipo de proyectos, es su alto nivel de incertidumbre y riesgo, ya que pueden diferenciarse de sus objetivos iniciales y al final puede ser igualmente valioso (NTC 5802).
Relación entre la estrategia de las organizaciones y la gestión de los proyectos de CTeI.
Actualmente, dado el nivel tan alto de incertidumbre y a los acelerados cambios del entorno, las organizaciones deben ser ambidiestras. La ambidestreza organizacional permite explotar capacidades actuales mientras simultáneamente explora nuevas oportunidades de mercado (Raisch et al., 2009). Un mecanismo para lograr esta ambidestreza son los proyectos. Estos proyectos no necesariamente “deben”, porque no es una obligación, pero si “deberían”, a modo de recomendación, estar alineados con la estrategia de la organización. Lo anterior, porque es factible que muchos de estos proyectos de CTeI, se creen con el objetivo de replantear la estrategia o buscar nuevos horizontes en donde la organización pueda llegar a nuevos nichos de mercado o incluso a sectores diferentes en los que actualmente comercializa sus productos o presta sus servicios. Por otro lado, para lograr la articulación entre la gestión de proyectos y la estrategia organizacional, es clave tener implementado un sistema de gestión de I+D+i y una oficina de proyectos – PMO, donde se gestione el portafolio, en cascada y de forma adecuada, con sus respectivos programas, proyectos e iniciativas innovadoras. En síntesis, el sistema I+D+I y la PMO, se convierten en el puente entre la estrategia y el mercado o las necesidades y problemas de los clientes, usuarios, consumidores actuales y de los prospectos o arquetipos de los nuevos negocios.
Entre las ventajas de la gestión de proyectos de CTeI y en concordancia con la NTC 5802, es que “contribuyen a situar a las empresas y organismos que realizan este tipo de proyectos en una posición adecuada para afrontar los nuevos desafíos que surgen en un mercado cada vez más competitivo y
globalizado.” Adicionalmente, en Colombia, se tienen beneficios o incentivos tributarios para la organización y los miembros de los equipos del proyecto. A nivel de las organizaciones permite recuperar un porcentaje en el retorno de la inversión – ROI – de las actividades del proyecto relacionadas con la Investigación y Desarrollo – I+D. A nivel del talento humano, permite descontar un porcentaje en la declaración de renta, así como el conocimiento y reconocimiento por su contribución con la ciencia y la tecnología.
Entre las desventajas de la gestión de proyectos de CTeI, es que, debido a su nivel tan alto de incertidumbre o riesgo, muchos de estos no logran sus objetivos o pueden incluso, desviar la estrategia de la organización por horizontes no deseables, con impactos negativos en lo financiero, reputacional, entre otros. Para mitigar estos riesgos, es recomendable tener las 4Ps del marco de referencia ITIL, es decir, Procesos, Productos, Personas y Partners, idóneos y articulados, para hacer ejercicios de vigilancia, inteligencia competitiva y prospectiva tecnológica e investigación básica que permita identificar oportunidades y amenazas del entorno, de manera de que las organizaciones tomen como insumo esta información o conocimiento para realizar proyectos de investigación aplicada que permitan, posteriormente, crear desarrollo experimental de soluciones innovadores, en donde se satisfagan, de una forma más efectiva, las necesidades de los clientes o se mejore la experiencia del servicio. Finalmente, como lo que no se mide no se puede controlar, es indispensable tener indicadores que evidencien los resultados de estos productos innovadores y cómo contribuyen al crecimiento económico de la empresa, así como también a la generación de valor, desde lo social y ambiental, a todas las partes interesadas.
Conclusión
En definitiva, la relación entre la estrategia de las organizaciones y la gestión de los proyectos de CTeI, no “debe” pero si “debería” mantener una estrecha relación para lograr esa ambidestreza organizacional que permita explotar las capacidades al interior de la empresa así como explorar nuevas oportunidades en el mercado. Para lograr este alineamiento estratégico es clave tener un sistema de I+D+I y una PMO con una adecuada gestión de portafolio. Esta relación puede traer ventajas, como afrontar nuevos retos de una forma oportuna y a su vez desventajas como la posibilidad de desviar la estrategia o no generar externalidades positivas de la innovación desde lo económico, social y ambiental.
En última instancia y para generar discusión, se dejan los siguientes interrogantes:
- ¿La gestión de portafolio es el mecanismo más efectivo que permite la relación entre la estrategia organizacional y la gestión de programas y proyectos? Ver imagen:

2. ¿Auditoría Interna debería evaluar no solo procesos y proyectos, sino también la estrategia de la organización, el sistema I+D+I y la gestión de portafolio?
3. ¿Una organización sin una relación o articulación entre la estrategia, el portafolio/los programas/proyectos y el sistema I+D+I, podría ser sostenible en este entorno VUCA?
By JOGA
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